Primer premio: XII Certamen Internacional de Microrrelatos Cardenal Mendoza 2023
FICCIONES
Su vocación siempre había sido la de microrrelatista; sin embargo, como no era un oficio serio, hizo un curso de vigilante. Amaba la soledad, así que se especializó en la noche: fue vigilante nocturno. Pasó por un edificio de oficinas y por unos grandes almacenes antes de recalar en el museo de Historia Natural.
Sabía que beber no estaba permitido, pero aquella vez se llevó una botella de brandy de Jerez y una copa. Sabía que no podía dormirse, pero se estiró en el suelo, junto al esqueleto completo del diplodocus, y tuvo un sueño en el que una banda de ladrones sustraía uno por uno todos los huesos; él no sólo era despedido, sino también vilipendiado, torturado, ajusticiado. Como pueden imaginar, nada de eso ocurrió. Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Y Augusto siguió durante muchos años siendo el vigilante nocturno del museo de Historia Natural.
Víctor Niso García