Segundo premio: Certamen Internacional Microrrelatos Cardenal Mendoza 2021
Campiña
Juan y su muerte llegaron a mi vida trastabillados, como a trompicones. Juan porque apareció a mis veintitrés, cuando en el pueblo ya me habían apodado Emilia La Milagrosa. Y su muerte porque, el pobre mío, se cayó al pozo en plena sequía. Cuando me asomé se le oía desgañitarse a mi Juanito. Con una angustia inmensa, giré la tapa y cubrí el pozo, fuera a ser que el muy cabrito se me recompusiera. ¡Qué pena más grande! Pero es que con los niños ya padres no me veía yo celebrando las bodas de oro después de tanto sufrir.
A los tres días fui a verlo. Este no había resucitado. Le tiré un rosario, una estampita de la Milagrosa y un chorreón de Brandy de Jerez. El resto de la botella me la quedé para mí. No tuvo una buena muerte, pero de las exequias no se puede quejar.
Miguel Campos Martín